El mismo día en que el Titanic se hunde por segunda vez, un conserje aparece muerto en el ayuntamiento donde trabaja. Es un extraño asesinato que despista a todos, salvo a un funcionario municipal que está dispuesto a investigar por su cuenta para confirmar sus sospechas. Miguel Mena ha descrito en esta obra al pelotón de los torpes, una cuadrilla de actores secundarios cuyos esfuerzos por adquirir algún protagonismo tropiezan con su proverbial inutilidad. El resultado es un recorrido cómico que parte de un crimen absurdo, se desarrolla a través de una investigación ridícula y ofrece un incierto final.